Resulta complejo el problema en el país, nos tienen tan acostumbrados a las mentiras, la demagogia y el engaño, que lamentablemente la mayoría de los ciudadanos viven por vivir, eligen por elegir y caminan por caminar, quizá en algunas circunstancias muchos tengan razón y las situaciones lo ameritan, aunque por ninguna circunstancia una estupidez puede ser justificada, si la misma va en detrimento de la gran mayoría de los ecuatorianos.
A lo largo de la historia del país, los políticos más que ser favorables, han sido una desventaja, lo hemos visto y lo hemos palpado en carne propia, da lo mismo verde, azul, amarillo, naranja o multicolor, todos comen en el mismo plato y con la misma cuchara.
Ya lo cita Javier Milei, economista, político y escritor argentino “Los políticos son una sarta de sociópatas, que quieren hacernos creer que los ciudadanos somos una sarta de inválidos mentales en todo sentido, que no servimos para nada sin ellos, y la realidad es que ellos son quienes no pueden vivir sin nosotros”.
El escritor afirma que, si se separara a la gente que produce, de los líderes políticos, sindicalistas, etc., y a los primeros se los ubicara en la región más pobre de cualquier país, en menos de diez años esa región progresaría y se volviera productiva, mientras que el resto del país sucumbiría al fracaso.
No es para menos esta apreciación, si analizamos Latinoamérica y si nos centramos en Venezuela, la respuesta está a la vista. Ecuador no está alejado de esta realidad, durante años nos han gobernado incapaces y cuál ha sido la respuesta del pueblo frente a esta realidad. El quemeimportismo adueñado de la conciencia ciudadana, donde la mediocridad pesa más que la razón.
Pablo Ortiz Muñoz
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