Estamos iniciando el año 2022 lleno de expectativas y desafíos para los ecuatorianos, sobre todo para quienes administran la cosa pública. Que importante es que los responsables puedan plantear alternativas de solución viables y cerrar la brecha que tradicionalmente hemos tenido en el tiempo en nuestros territorios. Por este motivo, las características básicas de quienes deberían estar al mando siempre deben destacarse por las competencias técnicas, políticas y blandas, para que así puedan gobernar y todos podamos ganar.
Sin embargo, es una pena que esto no se de normalmente en Ecuador. Ya podemos observar que la carrera arranca y esa carrera se caracteriza por los mismos personajes que tradicionalmente han estado en el poder viviendo del sector, cuando la esencia del mismo es el servicio, lo que implica una temporalidad. Además, atendiendo a las mismas estrategias populistas que justifican el fin sin importar los medios. Hemos equivocado el liderazgo, la preparación, la experiencia y la formación con el oportunismo, la suspicacia, la picardía y el interés de uno y su grupo.
Inicia la carrera electoral y otra vez de lo mismo, ya no debería ser la característica de lo que necesitan nuestros territorios. Recordemos que para mejorar una ciudad y una provincia no basta con un único iluminado o iluminada, sino que se necesita de un plan a mediano y largo plazo y además, unidad. Así que en este espacio de opinión les pido a todos que por favor meditemos de una vez por todas que tipo de líderes necesitamos para que planteen mecanismos que mejoren nuestra realidad como sociedad y no para que nos den más problemas, o que justifiquen su falta de probidad y capacidad con escusas vanas que nos hunden en el olvido.
Leonardo Izquierdo Montoya
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