Un bacán en Nueva York, de Carlos Carrión

La novela presenta los avatares del Vengador, quien migra a los Estados Unidos en busca de “mejores días”. La narración adquiere un tinte humorístico por los hechos descritos; empero, el relato alcanza un tono épico, gracias a las peripecias que sortea su protagonista: el Vengador. En consecuencia, la novela nos revela línea tras línea, cómo el Vengador se convierte en un antihéroe a carta cabal. Pero, ¿por qué el novelista quiere mostrar ello? Muy sencillo: su protagonista ya no se exhibe como un sujeto oprimido por su condición de migrante, más bien, sortea una serie de dificultades, se apropia de ellas y se consolida en una patria ajena y extraña; posteriormente, inicia una estela de vida al idear una “ruta de acceso” para adueñarse de las riquezas de “otros migrantes”, en este caso, el oro. A partir de este momento, los hechos descritos adquieren un carácter dramático en cada escena. El protagonista y sus acólitos no miden las consecuencias, quizás por el mismo hecho de atornillar excitantes, inusuales y poco ejecutables por los migrantes.

 A punto fijo, el autor de Un bacán en Nueva York relata con explicable acritud algunos hechos purulentos del migrante, a ello, su fragante limitación por obtener un trabajo digno, lo que le conlleva a realizar acciones que atentan contra la dignidad humana, al fin a y al cabo, Carlos Carrión, nos puntualiza “relatos testimoniales de vida” del fenómeno migratorio. He aquí la gallardía y solercia cómo Carlos Carrión trata este problema, al tanto que, su conocimiento nos hará humanamente más empáticos, ya que, dicha realidad, nos llegará hasta el tuétano.

Cristhian Sarango Jaramillo

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