Periodismo, celebración y garantías.

El cinco de enero se recordó el día del periodista ecuatoriano, una fecha que congrega remembranzas y encuentros, pero también reflexiones sobre una profesión necesaria para la democracia. Entorno a la celebración deben mencionarse eventos importantes como la creación de medios de comunicación o la incorporación de prácticas periodísticas para informar de inmediato y abonar a la opinión pública, sin embargo, también se incrementan los riesgos cuando se cubren protestas, impactos de catástrofes o frente a la intolerancia de ciertos servidores públicos.

De la mano de las felicitaciones deberían venir las propuestas para mejorar las condiciones laborales, la promoción social, capacitación, ambientes de trabajo y legislaciones que acompañen el paso hacia la sociedad del conocimiento.

Una aproximación a las jornadas de los periodistas permitiría reconocer que reciben salarios bajos, disponen de poca seguridad social o que deben ceder a las formas comerciales que algunos concesionarios de frecuencias proponen para emitir contenidos, así queda preguntar ¿quién realmente informa, educa y entretiene?

Por otro lado, el fenómeno de cibercomunicación deja descolocadas a las asociaciones de periodistas que tardan en renovarse para, con nuevos bríos, participar en los debates de regulación y búsqueda de condiciones para ejercer la libertad de expresión en el mundo digital.

Así como otros sectores piden exenciones para la compra de insumos, los periodistas podrían exigir su derecho a tarifas bajas de Internet o para importar equipos audiovisuales, pero sin una mínima organización de clase será un reto mantener las experiencias locales de información, y posiblemente lojanos deban enterarse de su realidad a través de empresas domiciliadas en California.

El futuro depende de lo que hoy logren acordar quienes hacen / hacemos comunicación.

Abel Suing

arsuing@utpl.edu.ec