Nos jactamos de ser racionales, pero maltratamos animales…

Estoy convencido de que hoy por hoy el grado de civilización o barbarie de una sociedad se mide, de entre tantos aspectos, por el respeto y cuidado que procuramos a nuestras mascotas. De ahí que la realidad no sea tan alentadora en Loja, considerando que el número de perros callejeros, especialmente por abandono, es mayúsculo, igual como sucede con casos de maltrato.

Pero más allá de un asunto normativo es un tema cultural, pues el Código Orgánico Integral Penal, así como la Ordenanza 030-2021, tipifican y sancionan las diferentes formas de maltrato animal, en su orden. Y pese a que entre 2021 y 2023 hubo más de 700 casos reportados en nuestra ciudad, el índice todavía sigue siendo muy alto por cuanto gran parte de casos no se denuncian. Lo que quizá sí falta en la norma es la obligatoriedad de que los recursos económicos que se obtienen producto de las sanciones impuestas, solo puedan ser destinados a solventar este problema, como la construcción de un centro de manejo de la fauna urbana de alta calidad, o la implementación de mejores sistemas para denuncias y sanciones.

De lo que sí no hay duda, en todo caso, es que los ciudadanos somos indolentes aun cuando se nos presenta un caso de maltrato en nuestras narices. Y se trata de un problema complejo por cuanto no solo implica el abandono y el maltrato -que a veces resulta con muerte- de la fauna urbana. A la par están también los problemas de insalubridad que se generan en gran parte de los sectores de Loja, en los que hay que sortear el producto de las deyecciones. Pero es lógico que los animales no tienen la culpa. Si los ciudadanos de esta parte del país nos jactamos de racionales y cultos (en el sentido más ortodoxo de la apalabra, si se quiere), deberíamos evolucionar en este sentido y comprender que los animales son merecedores de respeto y de cuidado máximo. De tal forma que, si a usted no le place hacerlo, entonces evite tener mascotas. Si conoce de casos, denúncielos sin pena. Y si tenemos posibilidades de aportar a las fundaciones privadas que hacen un trabajo titánico para mejorar esta problemática, entonces hagámoslo, ¡pero ya!

José Luis Íñiguez Granda

joseluisigloja@hotmail.com