Los últimos casos de corrupción, lo que han hecho es confirmar cuan infestado, -a través de ciertos elementos jerarcas-, han estado las diversas instituciones de justicia, control, policía, ejército y ciertos partidos políticos. Las investigaciones tienen que llevarse hasta las últimas consecuencias y sancionar a todos los involucrados.
Al Partido Socialcristiano (PSC), le resulta bastante difícil desmarcarse de la figura de Pablo Muentes, vinculado al caso Metástasis, a pesar de los esfuerzos de Jaime Nebot por desconocerlo como su mano derecha por varios años; la manipulación socialcristiana de la Administración de Justicia ha ido más allá de impartir la impunidad para sus coidearios, ha promovido fallos que se extienden ahora a elementos de los GDO, con los cuales guarda nexos irrefutables, lo que ha sido vox populi sobre todo en el puerto principal.
En el mismo nivel o más complicado se encuentra la Revolución Ciudadana (RC). El expresidente Rafael Correa, con su consabido cinismo, fanfarroneaba su metida de mano en la Justicia con la consulta popular de 2011; no ha negado la relación y más bien ha mantenido la defensa de Ronny Aleaga (alias Ruso), a pesar de estar vinculado al caso Metástasis y de haber sido identificado como operador político de Xavier Jordán.
La comunicación mediante videollamada entre Correa y Leandro Norero (socio de Jordán), para la salida de Jorge Glas, confirma los nexos mafiosos del correísmo, aceptando sin rubor los USD 250000 para sobornar a la justicia.
En el caso que se ventila en EE. UU. contra Carlos Pólit (titular de la Contraloría, puesto por el correísmo), José Concienciao Santos ratificó haber entregado coimas entre USD 17 millones y 18 millones, a Jorge Glas.
Esta actuación de estos dos partidos ha generado repulsión en sus bases y provocado deserciones.
Remo Cornejo Luque
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