Los páramos: solo se valora lo que se conoce

Quienes hemos visitado los páramos, podremos dar testimonio de las sensaciones especiales que genera caminar en una gran esponja verde y admirar entre la niebla un paisaje inhóspito, gélido, pero sublime.

Entre musgos, líquenes, orquídeas, frailejones, pajonales, árboles de polylepis y demás plantas, ocurre el nacimiento del agua que tomamos millones de personas. El páramo, ecosistema estratégico para el desarrollo sostenible, cual hábil administrador, durante el invierno actúa como reservorio, pero con la llegada del verano, poco a poco deja fluir el agua con el fin de mantener estables los caudales de los ríos y quebradas que son vitales para nuestras actividades rutinarias. Además, el subsuelo del páramo tiene la capacidad de retener grandes cantidades de dióxido de carbono, se estima que una hectárea de páramo retiene casi mil toneladas, mientras que la selva puede retener 50 toneladas por hectárea.

Un ecosistema es el espacio físico (suelo y subsuelo) y los seres vivos que lo habitan, pero este simple concepto no es comprendido por algunas autoridades, que creen que esa gran esponja verde no depende de los nutrientes del subsuelo y que su degradación no estaría interrelacionada.

Bajo la premisa “solo se valora lo que se conoce y solo se protege lo que se valora”, es urgente aunar esfuerzos entre instituciones, para la ejecución de estrategias educomunicacionales que permitan dar a conocer el estado actual de los páramos, sus amenazas y las consecuencias de su degradación.

Benjamín Ludeña

benjamin.ludena@gmail.com