La cultura, esencia y savia de toda civilización, trasciende los límites del tiempo y el espacio, tejida en la urdimbre de las generaciones que se suceden. Es el acervo de conocimientos, creencias y artes que configuran la identidad de un pueblo, un testimonio viviente de su devenir histórico. A lo largo de los siglos, las civilizaciones más perdurables han sido aquellas que han sabido custodiar y enaltecer su legado cultural.
En este contexto, el Festival Internacional de Artes Vivas en Loja emerge como un faro de luz en el panorama cultural contemporáneo, una celebración vibrante de la creatividad humana. Este festival, que cada año embellece las calles y teatros de Loja, se erige como un monumento a la diversidad y riqueza de las artes. En sus escenarios, la danza, el teatro, la poesía y la música se entrelazan en un sublime acto de comunión artística, donde los ecos de culturas distantes convergen en un abrazo universal. Artistas de todas partes del mundo se dan cita en esta urbe andina, trayendo consigo el aliento de sus tierras natales, sus sueños y sus historias. El Fiavl 2024 no solo revitaliza la vida cultural de la ciudad, sino que también actúa como un catalizador para el florecimiento económico y social.
En un mundo marcado por la vorágine de la globalización, la cultura se erige como un puente entre almas, un espacio de encuentro donde florece el entendimiento mutuo y la cooperación. El festival de Loja, al congregar a creadores de diversas latitudes, encarna esta función integradora, derribando muros y tendiendo puentes a través de la magia del arte. La cultura, además, es un refugio para el espíritu, una fuente inagotable de inspiración y consuelo. Las artes nos invitan a explorar las profundidades de la condición humana, a cuestionar y a soñar. Participar en eventos culturales como este festival es sumergirse en un mar de emociones y pensamientos, es conectarse con la esencia misma de nuestra humanidad.
Gracias a todos quienes organizaron el noveno Fiavl 2024 y a todos quienes fueron parte del mismo por dejar en alto el nombre de Loja.
Jorge Abad