Mi experiencia en el campo académico me ha permitido encontrar puntos clave para llegar a entender que más allá de un gobierno de turno, son los docentes, estudiantes y padres de familia culpables de un sistema educativo deficiente.
Se requiere un cambio rotundo y un sentido de responsabilidad absoluta, siendo lamentable caer en el síndrome del vos, siempre culpando al otro y tratando de salvarse uno; lo único que logramos es auto-engañarnos.
Los niños y jóvenes deben aspirar y no esperar, realizar un mayor esfuerzo al estudiar, ser personas con valores pero también con emociones positivas. Es sorprendente que a los estudiantes no les gusta leer, hacer tareas y tengan una eterna pereza por aprender, pero sí desean un 10/10, lo ideal es construir una visión de vida.
Los profesores tienen una gran responsabilidad, algunos tendrán o no pasión, pero ya que están todos dentro del sistema, deben generar en los alumnos mentes propositivas, incluir nuevos métodos; en un simple cambio se podría encontrar un rumbo nuevo, con grandes resultados.
Los padres también son parte de este sistema y lo grave aquí, es que a sus hijos solamente les exigen calificaciones, sin importar cómo las consiguen, sembrando más miedo que amor por el estudio y condenándolos a la forma y no al fondo de la educación, pareciera que está prohibido pensar, como Einstein dijo “Necesitamos mirar a la educación como una oportunidad, no como una obligación”