En las recientes votaciones, una parte significativa de la población manifestó su descontento a través del voto nulo (6.8%), el voto en blanco (2.16%) o la abstención (17.81%), lo que expresa sentimientos de desconfianza hacia la política, falta de representación y la idea de que, gane quien gane, se debe seguir trabajando en la vida cotidiana.
Esta situación nos invita a empoderarnos y a ser críticos, alejándonos de los odios y manipulaciones mediáticas que nos afectan, y a tomar decisiones políticas con plena conciencia.
Es imperativo que analicemos de manera objetiva los dos períodos políticos que hemos vivido en los últimos 18 años, representados por los gobiernos de izquierda y de derecha. Necesitamos evaluar el legado de cada uno de estos gobiernos, enfocándonos en áreas como la educación, la infraestructura, la seguridad y la salud, entre otras.
Preguntémonos: ¿Quién hizo mayores aportes a la educación? ¿Quién construyó más escuelas o brindó mejores salarios a los maestros? ¿Y en cuanto a la atención médica, qué logros o fracasos podemos señalar en relación con hospitales, sueldos, medicamentos, atención e inclusión de personas con discapacidad, etc.? ¿En lo tributario, se cobraron más o menos impuestos y qué obras se realizaron con ese dinero? ¿En el contexto de la delincuencia, en qué período se circulaba más tranquilo, sin miedo a robos, extorsiones y «vacunas»?
La clave para tomar decisiones informadas es la memoria, para las generaciones que hemos vivido ambos gobiernos, y la búsqueda de información veraz para las nuevas generaciones. No podemos permitir que la desinformación y la creación de narrativas erróneas por parte de los medios de comunicación y redes sociales nublen nuestro juicio. Es nuestro deber investigar, revisar nuestras propias experiencias y registros para construir un análisis fundamentado.
No podemos seguir delegando nuestra responsabilidad política en otros. La democracia se ejerce a través del voto, y cada uno de nosotros debe ejercer este derecho de manera activa y consciente. Informémonos, empoderémonos y votemos sin dejarnos llevar por las manipulaciones de los candidatos. Al hacerlo, contribuimos al fortalecimiento de nuestra democracia y a la construcción de un futuro que realmente nos represente.
Como les digo a mis amigos: «Vota bien, por quien quieras, pero vota bien». Seamos responsables, tomemos nuestro lugar en la historia y elijamos a quién guiará los futuros de nuestro país.
Mauricio Azanza O.
maoshas@gmail.com