¿Qué nos avizora el futuro?

Si analizamos las últimas décadas en la historia ecuatoriana, políticamente hablando, los ciudadanos hemos experimentado de todo, desde modelos de gobierno populistas, hasta de facto, sin olvidar las concebidas ideologías de derecha, izquierda y los mal llamados modelos de centro, que han cogobernado al país desde alianzas y pactos dudosos, hasta las disputas entre caudillos, denotando que los intereses particulares priman sobre los verdaderos objetivos nacionales.

Tanto es el descontento y quemeimportismo social, que la gran mayoría de los ecuatorianos, no le presta el mínimo interés al asunto político, ni siquiera le dedica unos minutos de su tiempo a reflexionar sobre quien nos gobierna y porque razón.

Hemos llegado al extremo de pensar que da lo mismo blanco o negro, tan sencillo resulta el panorama, que una sarta de sociópatas elegidos por un voto inconsciente, crea leyes para favorecer la desestabilización democrática, o un vándalo disfrazado de indígena pone en zozobra a 17.5 millones de ecuatorianos, solo por obedecer a un desquiciado.

Indiscutiblemente la pugna de poderes no es nueva, nació con la República, y las consecuencias generan el surgimiento de falsos ídolos que gobiernan por décadas, llevándonos cada vez más a la ruina como país, si aducen que lo expuesto no es verdad, los invitó a reflexionar, hemos tenido alcaldes, prefectos, diputados (ahora asambleísta) por décadas, sin preocuparnos o ver los resultados de su gestión para establecer si son o no dignos de ser elegidos.

Se ha experimentado crisis que han conmocionado al país y al final como ciudadanos hemos asumido las consecuencias de la mala gestión pública, pero sin duda, el vaso que derramo el agua ha sido la corrupción de la justicia, en todos sus niveles, desde el operativo, hasta el administrativo. Estamos topando fondo como sociedad, sin duda, podemos estallar. 

Pablo Ortiz Muñoz

acuapablo1@hotmail.com