Promesas incumplidas

El presidente del Ecuador, Guillermo Lasso, vive un espejismo, frente a nuestra realidad, luego de algunos meses de Gobierno sufrimos la desesperanza de que su Gobierno marque una nueva era de esperanza para la redención de los sectores populares.

Le recordamos al mandatario que el programa de vacunación no es una proeza, sino una obligación ineludible de velar por la salud de los ecuatorianos que, dicho sea de paso, la misma está en «cuidados intensivos», y no se puede dar abasto ni siquiera a las enfermedades comunes de los ecuatorianos porque faltan medicinas, y las casas de salud pública se ven en la imposibilidad de prestar la atención preferente que nos merecemos.

El señor Lasso, en campaña electoral, resumió  sus propuestas al pueblo ecuatoriano  en tres ejes: social, económico e institucional y sus objetivos generales fueron establecer una plena democracia, promover una economía de ciudadanos libres y prósperos, empoderar a los ciudadanos para que elijan con libertad los medios para alcanzar su realización personal y mencionó para ello creará un millón de puestos de trabajo, implementará la telemedicina y  la eliminación progresiva de impuestos a los que calificó como regresivos.

Hasta la fecha, no se ha cumplido ni siquiera un 15% de lo ofrecido.  «Mucho ruido y pocas nueces». El Gobierno marcha a la deriva, con una corrupción que extiende sus tentáculos a las esferas del Gobierno, los jubilados se mueren de hambre con pensiones miserables y que no han merecido ni un dólar de alza hasta ahora, por lo que no pueden vivir y morir dignamente.

Mire, señor Presidente, cumpla su plan de trabajo por el que votamos la mayoría de ecuatorianos.

Luis Muñoz Muñoz