Toda situación pública grave ofrece dos caras. Durante el invierno que estamos afrontando, Loja está atravesando una situación grave, gravísima y difícil de superarla, porque, lamentablemente, no se hizo a tiempo lo que teníamos que hacer para evitar que la triste historia se repita y se repita. No obstante, acogiéndome a la democracia y a la libertad de pensamiento que permiten a los ciudadanos expresar públicamente sus convicciones, pienso que este jalón de orejas que nos dio la naturaleza, en la parte que corresponde a los gobiernos secciónales, gubernamentales y al propio pueblo se vienen dando reacciones francamente favorables: El pueblo alzó su voz con altivez y ciertas autoridades meditaron un poco y por lo menos trataron de enmendar errores y tuvieron preocupaciones y responsabilidades nuevas que los están alejando de su círculo vicioso de indiferencia, desidia e inacción.
Aun cuando la mayoría de los problemas no han sido resueltos, se realizaron, por lo menos, campañas colectivas de coordinación, divulgación y educación al público sobre la mitigación de tan grave problema del cual hay varios culpables.
Así, aunque el trabajo realizado por los gobiernos locales y nacionales han sido objeto de serias controversias y están lejos de erradicar totalmente la situación, mejoró en algo los esfuerzos especialmente en el trabajando mancomunado para la prevención y la batalla de este tipo de desastres y otros.
En mis lecturas, me encontré un gran pensamiento del gran escritor español, Félix Martí Ibáñez, que resume en una formula suya, sencilla, lo que podría ser una guía y la antorcha que ilumine la mentalidad de los gobernantes de turno y del propio pueblo para enfrentar este tipo de casos: “Intuición, ligada a un concepto, que nos lleve a la acción”.
Basado en dicha fórmula, pienso que las autoridades y pueblo para encarar este tipo de acontecimientos, comprendiendo el alcance de la situación y con base a conceptos claros y significativos, de hecho deberían actuar de una manera urgente y diferente hacia la consecución de acciones concretas y claras en procura de anticiparse a los acontecimientos y preparar los medios para hacer frente y tomar las medidas necesarias para evitar o reducir los efectos siniestros que provocan los desastres naturales.
Jaime Guzmán R.
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