Metapatria

Estamos a pocos días de elegir al nuevo presidente, sin embargo, los candidatos en los «debates» ofrecen realizar maravillas. Bien sabemos que muchas de las propuestas son baratas, «gracia barata» decía el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer; pero esa es la función del «marketing político» (horribile dictu), engañar a las gentes. Pero lo que más me llamó la atención de los candidatos es el uso y abuso del término «patria»: ¡Viva la patria! ¡A recuperar la patria! ¡A salvar a la patria!… Cuando un candidato berrea ¡Viva la patria! ¿gritará lo mismo que un pobre que musita desde el estercolero? Cuando el candidato vocifera ¡A recuperar la patria! Estará inquiriendo que se recupere su patria (vida acomodada, burguesa, propia de los «cerdos del rebaño de Epicuro», una «vida de hocico fino» que solo se acuerda de los pobres cuando tiene hambre para que le sirvan) o la patria de un pepenador que vive en la pobreza, la desigualdad, donde campea la corrupción, violencia y las tres cuartas partes de los ecuatorianos padecen hambre (¡y hambre no solo de pan!). Cuando el candidato grita ¡A salvar la patria! ¿Estará diciendo a la vez que va a salvar a todas las gentes, a toda la humanidad o solo a su séquito? Por nuestra parte la patria tal como está, no gracias. Abogamos por una metapatria (más allá de la patria) en búsqueda de humanidad, sin fronteras, libre, igual y fraterna, que mientras llore siembre porque la mies es mucha, no contaminada, donde exista intercambio de culturas… Racistas y patrioteros a ultranza tienen sus días contados. El color de los colores del mundo es megabiodiverso. Gracias a la patria pasada, y bienvenida la nueva matria.

Jorge Benítez

jabenitezxx@utpl.edu.ec