Magister

Está de moda cursar estudios de maestría en las universidades y para aquellos que están cursando o ya obtuvieron el título va dedicado este artículo. Han de saber los magister que esta palabra proviene de magis, es decir, el que ayuda a ser más y solamente puede serlo el minister, de minus, el que se hace menos, servidor. Magister es el que con prontitud y agrado acude a mi solicitud, no después; quien me da la mano, no desde arriba; quien comparte lo suyo y a la vez me proporciona la caña de pescar; quien respeta mi libertad, pero no se sitúa demasiado lejos, en definitiva, el magisterio es ministerio. Tres son las funciones del magister: nutritio, instructio, auctoritas.

El maestro debe nutrir a sus discentes; hoy todavía los maestros de tres cuartas partes del mundo dan algo de comer a sus alumnos pobres antes de enseñarles y nutren de afectividad a niños cuyos padres apenas dedican tiempo a estar con sus propios hijos.  El maestro debe instruir (de instru-ire, intro-ducirse) ayudar a leer la realidad desde su raíz, es decir, radicalmente. ¿Cuántas facultades de ciencias económicas, administración de empresas y de derecho hay en el mundo? ¡Cuantos más economistas y empresarios, más hambre y menos trabajo en el mundo! ¡Cuantos más abogados menos justicia! ¿Por qué? Porque no hay instructio, que no implica ser erudito (eruditio, de erudiscere, rascar la mera corteza). En fin, el maestro debe ser autoridad, del verbo augeo, elevación, quien eleva, hace crecer, madurar; auxi, quien me auxilia y ayuda; auctum, quien es autor y responsable de sus propias autorías sin culpar a nadie.