Es muy común ver el diario convivir como los más pequeños de la casa ponen en aprietos a los padres en la calle cuando no les dan lo que les solicitan, esas conductas son conocidas como rabietas, pataletas o berrinches que surgen en un momento inesperado; muchas veces con reacciones bruscas, pero siempre descontroladas por el niño. Estas se producen porque los niños no logran hacer lo que ellos desean o conseguir lo que quieren desembocando en un enfado excesivo.
Los padres deben tener en cuenta algunos aspectos que son importantes citar antes de que se produzca la rabieta, por ejemplo, deben retirar todo aquello que los niños puedan destruir o romper. Es necesario que los progenitores no regañen a los niños por cualquier tontería; por el contrario, ofrezcan alternativas donde ellos puedan elegir para realizar actividades que les resulten atractivas y menos frustrantes.
Si no se ponen límites las rabietas subirán de tono, se cansarán e incomodarán al realizar la misma actividad por mucho tiempo, lo que conducirá a que se llenen de ansiedad, busquen situaciones novedosas con palabras de afirmación hacia nuestros pequeños, expresar el amor que sentimos hacia ellos con palabras afectivas que demuestren que lo que expresamos lo sentimos.
Deje que sus hijos se desahoguen que, de salida a sus frustraciones, que aprenda a resolver sus conflictos, si es necesario ignórelo, pero mantenga la calma y no preste atención a la rabieta, espere hasta que pare de llorar y luego regrese con su hijo para que él se interese por otra actividad; sin embargo, es importante que no le dé importancia al incidente, peor aún decir epítetos que laceran su estima propia o castigarlos físicamente, eso solo empeora la situación y en cualquier momento surgirá una nueva rabieta que pondrá en serios apuros a los padres.
Francisco Herrera Burgos
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