La aceleración indetenible

El frenético ritmo de la cibernética y la inteligencia artificial plantean nuevos y serios problemas sociales y políticos. La virtualización de las formas de vida vuelve cada vez menos frecuente el encuentro, la conversación espontánea en la calle, en el bus, en el trabajo. Los niños crecen con expectativas de tiktok, youtube y facebook. Los retoques de fotos lo logran todo, y mostrarse bien es lo único importante.

Los audífonos ponen una frontera y los celulares imponen la agenda cotidiana. La información al alcance del clic hace inútil el escudriñamiento profundo de las cosas. El conocimiento empieza a ser una cualidad de quien sabe buscar en internet. La fama, como nunca antes, dispara a la cima de humo a quien sabe jugar con algoritmos que lo pongan al alcance de todas las redes.

La política se vuelve banal, vacía de discusiones importantes, y la comunicación ha puesto de rodillas a la calidad: vender es el único imperativo para sobrevivir en medio de la proliferación de influencers que van poniendo un pie sobre quienes se esfuerzan por el buen periodismo.

Las escuelas ya no son el recinto del aprendizaje: hay videos con mejor capacidad de enganchar la atención, y hay canales virtuales que otorgan mejores sensaciones -por la burbuja tecnológica existente- para los estudiantes.

El mismo ritmo de aceleración vuelve caducas las cosas con mayor rapidez. Lo que acaba de nacer se vuelve viejo en poco tiempo, y las novedades resultan inútiles en pocos días. El futuro no tarda en llegar, pero tampoco en desaparecer.

Pablo Vivanco Ordóñez

pablojvivanco@gmail.com