Guillermo de la Mancha

«Si ladran, Sancho, es señal que cabalgamos» una frase que Cervantes no escribió pero que se le atribuye, porque claramente es una frase muy quijotesca. También parece ser la máxima moral que Guillermo Lasso persigue. Y es que los 18 atentados en Esmeraldas y Guayaquil, para Lasso es señal de que se están haciendo bien las cosas.

Hay que recordar algo importante. El Quijote de la Mancha, estaba totalmente demente. Don Alonso Quijano fue un hidalgo adinerado que encerrado en su mundo enloqueció y quiso salir a tener aventuras caballerescas, cambiando su nombre a Don Quijote. El mismo Cervantes menciona «… Y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro».

No se puede afirmar que Lasso haya leído mucho, por todo lo demás, nuestro presidente es un Quijote moderno. Dentro de sus delirios, lo que le impide enfrentar al crimen organizado son los derechos humanos, la asamblea y la corte constitucional. Todas las instituciones que le impiden dar rienda suelta a su locura.

Pretende crear una versión del «Plan Colombia», a pesar de que este solo produjo sangre y más conflicto. En Colombia se acaba de aprobar la ley «Paz total», una iniciativa de Gustavo Petro que promete dialogar con grupos armados, para evitar más terror y baños de sangre.

Lasso prefiere no aprender de la historia del país hermano y quiere producir más carne de cañón para demostrar que no tiene miedo. Quiere policías en tan solo 6 meses y no 2 años como era antes.

El delirio es un arma que explota lastimando a todos. Incluyendo a quien la sostiene. Lasso está peleando con fantasmas correístas y gigantes indígenas, mientras a nosotros nos están matando los molinos de viento. 

Alex Samaniego

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