Fujimori: entre Dios y el diablo

Ha muerto Alberto Fujimori, expresidente del Perú durante la década comprendida entre los años 1990 y 2000. Con enormes virtudes y graves errores fue, y seguirá siendo, una de las personalidades políticas más importantes y polémicas de América Latina.

Para analizar la trascendencia de Alberto Fujimori es necesario conocer el contexto en el que se produjo su irrupción en la política peruana y posterior elección como presidente del país vecino, tras derrotar, en segunda vuelta y en condición de «outsider», al escritor Mario Vargas Llosa.

En 1990, el Perú era una economía en gravísima crisis, de acuerdo con todos los indicadores convencionales. Por ejemplo, la hiperinflación llegó a niveles jamás antes vistos, solo comparable con lo que actualmente sucede en Venezuela.

Sendero Luminoso, de orientación maoísta, sembraba el terror. Su líder, Abimael Guzmán, declaró que habían alcanzado el «equilibrio estratégico» y que estaba cerca la victoria del «socialismo a la peruana», que reemplazaría a la «democracia burguesa».

Ecuador y Perú mantenían latente un diferendo territorial cuyo origen data de la época de la Independencia y la Gran Colombia de Simón Bolívar. Tan tensa era la situación que, en 1995, se desató otro conflicto bélico, que ha pasado a la historia como la Guerra del Cenepa.

La valoración del gobierno de Fujimori divide al Perú y al mundo. No obstante, no se puede desconocer que logró estabilizar y reactivar la economía peruana; firmó la paz definitiva con Ecuador; y, sobre todo, derrotó al terrorismo, lo que nunca le perdonarán los «rojos» y «caviares», quienes, antes y ahora, se empecinan en denigrar la memoria del expresidente.

Gustavo Ortiz Hidalgo

gortizhidalgo@yahoo.com

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