Reservo la retórica independentista, que por cierto es relevante en esta fecha, con la convicción, de que civismo e historia este instaurado en nuestra conciencia, y; que las acciones heroicas de nuestros próceres independentistas, se repliquen en las acciones que a diario desempeñamos, forjando el desarrollo familiar y de la tierra que nos vio nacer.
Loja, la centinela de la patria, revive desde el sentimiento de sus hijos, sus doscientos años de vida republicana. Un acontecimiento singular, debido a la pandemia que nos aqueja. Lo vivimos desde el recuerdo que toca la conciencia, regalándonos añoranzas de tiempos pasados; y, el presente que a pulso, teje historia para el futuro. Ciudad con alma peregrina y raíces magnéticas, con aroma a café y sabor dulce de caña, donde sus ríos inspiran poemas y la música brota con pasión. Tierra donde las montañas incitadas por el Villonaco, resguardan nuestra identidad, contándole celosamente al viento la pureza de su lenguaje, costumbres añejas y su extraordinario ardor Mariano. Amamos septiembre por el misticismo que con incienso llega; y, noviembre por la algarabía cultural que sacude nuestras raíces.
Hoy, el recuerdo de nuestros muertos, de nuestros vecinos y amigos a quienes no pudimos despedir, llega con lluvia, calor y frio, propios de esta región, para arrullarse a orillas del Zamora, y plasmar añoranzas en los corazones de quienes los amaron.