Las estadísticas actuales determinan que una de cada tres personas mayores de 60 años sufren algún tipo de abuso o maltrato físico, psíquico, emocional o sexual hasta el abuso económico o material; el abandono; la desatención, y el menoscabo grave de la dignidad y la falta de respeto, que se califica como un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, ante la falta de medidas apropiadas para evitarlo, el maltrato se produce en una relación basada en la confianza, de hijos a padres o de nietos a abuelos. Las tasas de maltrato a personas mayores son altas en instituciones, en los hogares particulares, como en las residencias de ancianos y centros de atención de larga duración. Los indicadores más altos se registraron durante la Pandemia y fueron tan graves estas agresiones, que en un elevado índice se produjeron lesiones físicas y como consecuencia, los ancianos sufrieron alteraciones psicológicas prolongadas. En la actualidad hay en el mundo entero 215 millones de adultos mayores y las estadísticas reflejan que para el año 2050 habrá una población de adultos mayores de 2.000 millones. El maltrato a las personas de edad es un problema importante de salud pública, de lo cual nadie habla, cuando debería ser política de Estado el cuidado de los adultos mayores, para quienes se debería dotar de hospitales geriátricos especializados con suficientes médicos y medicinas específicas para las enfermedades recurrentes de este tipo de población .Pero a diferencia de ello solo se pronuncian discursos hipócritas, alabando a » nuestros viejitos» como decía el Ex Presidente Lenin Moreno , pero nunca se los atendió como debían, poco o nada les importa a los gobernantes la supervivencia de esta población, ni se interesan por elaborar un censo específico para brindarles protección y controlar que se cumpla con la Ley especial de ellos, que hasta el momento se ha convertido en letra muerta. No se sabe cuántos tienen habitación, comida y medicinas, que es lo básico sin contar con atención médica y odontológica, el estado no sabe quiénes se encuentran abandonados a su propia suerte, teniendo como dormitorio un portal y como alimentación algunos desechos rebuscados en los basureros, no hay estadísticas de los » abuelos», que son maltratados por su propia familia, ni de cuantos son abusados de diferentes formas, en las instituciones se los veja y humilla y no se les permite tomar decisiones en relación con asuntos cotidianos. ¿Hasta cuándo el Estado permite y solapa a los mal tratadores de las personas mayores?
Luis Muñoz Muñoz