Visitante incómodo

En 2020, el Covid-19 llegó sin avisar y cambió nuestras vidas. Lo que parecía un problema lejano, algo que solo pasaba al otro lado del mundo, terminó afectando nuestras rutinas, familias y negocios. Ahora, en 2024, estamos viviendo algo similar. Esta vez es el cambio climático, que ha dejado de ser un tema abstracto y se ha instalado en nuestras vidas con sequías y apagones de cuatro, ocho y hasta 16 horas al día. Sí, quizá una gestión pública oportuna pudo haber prevenido parte de este escenario, pero dejemos ese análisis para otro momento.

Estos cortes de luz son un recordatorio incómodo, imposible de ignorar: la naturaleza ya no puede sostener nuestra indiferencia. Antes, hablábamos de la sostenibilidad como un tema exclusivo de ambientalistas o de la academia, pero ahora nos afecta directamente, desde el trabajo hasta el calor en nuestras casas. Hemos llegado al punto en que cuidar el planeta no es una opción, es una necesidad.

¿Qué podemos hacer desde nuestro metro cuadrado? A veces, pequeños cambios en nuestra rutina pueden generar un impacto enorme. Apagar luces que no usamos, darnos duchas más cortas, desconectar lo que no estamos usando o reutilizar cosas como ropa, herramientas o juguetes son acciones simples que no solo ayudan al planeta, también alivian nuestro bolsillo.

No solucionaremos todo con estas acciones, pero cuando millones las adoptan, el impacto es real. Si algo nos enseñan estos apagones es que los recursos de la naturaleza no son infinitos. Lo que descuidamos hoy nos pasará factura mañana.

El cambio climático no es cosa del futuro, ya está aquí, entró poniéndonos en tinieblas. La pregunta es: ¿lo enfrentamos con acciones o dejamos que nos golpee más fuerte? La respuesta está en nuestras manos.

Marlon Tandazo Palacio

www.marlontandazo.com

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