El 24 de mayo de 2017, Lenin Moreno recibió la banda presidencial para gobernar el país, llegó con el 51% del respaldo popular en las urnas y con un considerable número de asambleístas de su partido político Alianza País, todo apuntaba a que continuaría con la política de su antecesor.
Sin embargo, al poco tiempo, rompió todo tipo de relación política con el expresidente Rafael Correa, perdiendo respaldo popular (seguidores de Correa) y generando una marcada división interna en su partido político, disipando de esta manera su apoyo en la Asamblea Nacional. Al mismo tiempo ganó popularidad entre sus detractores y forjó alianzas políticas con partidos opositores, impensable en otros tiempos, pero que le dio gobernabilidad.
La ausencia de resultados positivos para el país, en lo social como en lo económico, hizo que su aceptación popular disminuya y que sus aliados políticos lo abandonen en los momentos más álgidos de su gobierno, lo que generó una pérdida de respaldo en la Asamblea Nacional; incluso luego de la renuncia de su tercer vicepresidente, se evidenció la falta de apoyo para designar uno nuevo que sea de su total respaldo.
Actualmente, pareciera que a su lado solo figuran dos Ministros, ambos con solicitudes de juicios políticos y cuestionados por varios sectores de la población. El Ministro de Economía y Finanzas, impulsado por el sector empresarial, y la Ministra de Gobierno que llegó a su cargo siendo parte de la oposición. Según Cedatos, a septiembre 2020, solo el 7,4% de la población aprueba la gestión del Presidente, lo que indica que seguramente finalizará como un Presidente abandonado, sin capital político y sin respaldo popular.