Un gran polímata

Revisando viejos papeles me encontré con una nota que había sacado de un libro cuyo título ya no recuerdo. Decía lo siguiente: “…el principal tratado geológico que haya escrito nunca un científico que también poseía órdenes sagradas: el Mundus subterraneus, del gran sabio jesuita Athanasius Kircher, publicado en 1 664”.

Como no tenía la fuente de esta cita, me dirigí a Internet y me hallé con una sorpresa, pues siendo como ha sido Athanasius (n. 1602), nunca había oído hablar de él.

Anoto algunas referencias que encontré: Kircher “inventó máquinas que vomitaban, estatuas parlantes, relojes operados por girasoles o un Jesús magnético que caminaba sobre las aguas para abrazar a su discípulo Pedro”; “…se le ha llamado el último renacentista, el último hombre que lo sabía todo, el maestro de las cien artes o el más polímata en la era de los polímatas”. “Fue católico en tierra de protestantes, y a punto estuvo de ser ahorcado por ello. Su ordenación como jesuita y su formación en matemáticas y otras disciplinas, junto con varias vicisitudes, le llevaron a recalar en Roma, donde residió el resto de su vida. Allí impartió clases en el Collegio Romano, hasta que pudo liberarse para atender de lleno sus inabarcables intereses: geología, volcanología, música, magnetismo, tecnología, biología, acústica, óptica, medicina, combinatoria, egiptología, teología, filología, astronomía, sinología…”. “Las docenas de obras que escribió no debieron llenarle su tiempo, porque además intercambió miles de cartas con unos 800 corresponsales y en 30 idiomas diferentes, incluyendo el que él mismo inventó”.

Sus libros no faltaban en la biblioteca de quien se consideraba un intelectual, y entre sus lectores se contaban nombres como: Locke, Huygens, Espinoza, Leibnitz o Descartes. ¡Un gran polímata!

Carlos Enrique Correa Jaramillo

cecorrea4@gmail.com

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