Con el mayor aprecio y respeto, a los maestros y maestras de la Patria, sembradores de ciencia y virtud, formadores de las nuevas generaciones que honran y dignifican al Ecuador, en su Día Clásico.
Maestra dime tú, y tú también maestro/en qué rincón del alma guardas celosamente/la vocación sublime forjada en noble ancestro/de burilar la vida, de cultivar la mente?
Afloran los recuerdos de los años de infancia/de las primeras letras y los primeros cantos/de versos juguetones, de bailes en la estancia/del aula, qué felices: la vida era un encanto.
Tus palabras, maestra, tenían arte y magia/mucha sabiduría, cuánta virtud y ciencia;/tus consejos, maestro, recuerdo con nostalgia/y esa forma tan tuya de enseñar con paciencia.
De pronto el mundo entero se abrió ante mis ojos/montañas y colinas, hoyas, ciudades, ríos/los cinco continentes, los tengo ahora de hinojos/con todas sus riquezas, como tesoros míos.
La historia que se ciñe en pasados remotos/desde la Grecia Antigua hasta el siglo veintiuno/con guerras y desmanes, con sueños y alborotos/en míticas leyendas como la diosa Juno
Las Ciencias Naturales con encanto sin nombre/me ubicaron la senda de los conocimientos:/aves, plantas, insectos, animales y el hombre/propulsor de la vida, de ensayos y de inventos.
La palabra cual dulce y sutil melodía/me ha enseñado la ciencia del hablar con cordura:/normas, leyes, gramática y buena ortografía/hacen culto al alumno, hablando lengua pura.
El mundo de los números, acopio de problemas/las cuatro operaciones, los signos y ecuaciones/el cálculo mental, los duros teoremas/los aprendí jugando, con versos y canciones.
Maestra de la infancia, maestro de la escuela/y del colegio, gracias por todas sus bondades/por su sabia enseñanza y esa brillante estela/que ha forjado una vida de buenas cualidades.
Latente está en el alma los nobles sentimientos,/valores y virtudes, sublimes enseñanzas/que afloran en recuerdos y son firmes cimientos/para un futuro grande con tiempos de bonanzas.
La gratitud, entonces, aquella flor bendita/con respeto infinito, veneración y anhelo/a vosotros maestros en esta noble cita/guardaré con esmero por vuestro gran desvelo.
Que Dios sabio, infinito, vuestros actos bendiga,/porque siguen las huellas de Jesús Nazareno;/maestra amiga siempre, maestro, pan y espiga/gracias por vuestra vida, gracias por ser tan buenos.
Darío Granda Astudillo
dargranda@gmail.com