Un afamado psiquiatra, el doctor Honorio Delgado, educar, escritor, innovador y humanista, alguna vez dijo: «El hombre genuinamente noble, cualquiera sea su origen, es aquel que posee una sensibilidad, un espíritu y una desinteresada voluntad para emprender un trabajo con amor en favor de los más necesitados…».
Sin embargo, está sentencia, pensamiento o viejo proverbio que expresa una sabiduría de incalculable valor moral y que revela la santa flor de la formación y la enseñanza integral de la juventud que nunca se marchita, lamentablemente los hombres no le hemos dado el verdadero valor que esta forma de riqueza encierra.
Merece la pena revisar cuidadosamente los sistemas actuales de la educación ecuatoriana, a fin de que desde los centros educativos y todos los medios de comunicación, concienticen a los padres de familia para que se acojan a este singular dogma y tomen plena conciencia de la responsabilidad que tienen en la formación de valores de sus hijos.
Todavía estamos a tiempo, no hay que rendirnos. Por fortuna, en este momento hay una mentalidad de cambio que puede mejorar nuestras vidas tomando decisiones diferentes.
Así, nada más.
Jaime Guzmán R.
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