El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) recibió hace unos días el Premio Nobel de la Paz 2020, un reconocimiento a la labor de esta agencia humanitaria, que solamente el año pasado brindó su ayuda a 97 millones de personas en 88 países. El Comité Noruego del Premio Nobel reconoció a PMA “por sus esfuerzos en la lucha contra el hambre, por su contribución a la mejora de las condiciones de paz en las zonas afectadas por conflictos y por su actuación como elemento impulsor en la prevención del uso del hambre como arma de guerra y conflicto”.
En la actualidad, la crisis mundial provocada por la pandemia agravó la situación de millones de personas en el mundo víctimas del hambre, la inequidad y desigualdad. Otro factor que motivó el reconocimiento de esta agencia de Naciones Unidas, fueron sus esfuerzos en países como Yemen, la República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur y Burkina Faso en donde la combinación de un conflicto violento y la pandemia provocaron un aumento desproporcionado de personas que viven al borde de la inanición.
El hambre es sin duda una de las causas para los conflictos, la guerra o la desigualdad. Valores humanos como la solidaridad, la compasión o la justicia, que se contraponen a la lógica de la guerra, se ven reflejados en este reconocimiento a una organización empeñada en erradicar el hambre en el mundo, aportando así, desde su campo de acción a la paz y seguridad internacional.