Aunque no existe registro alguno que indique la fecha exacta en que nació Jesús, sin embargo, la tradición de la iglesia católica hace posible que el 24 de diciembre se celebre la Noche Buena y el 25 la Pascua de ´Navidad. Así, conviene saber que esta fiesta de solidaridad fue celebrada por primera vez en América Latina el 25 de diciembre de 1492 en la isla “La Hispaniola” que actualmente conforman Haití y República Dominicana. Aunque historiadores sostienen que la primera celebración fue con los indígenas en México territorio que en ese entonces se conocía como la Nueva España.
En todo caso es útil recordar que la Navidad palabra derivada del latín “Nativitas” es una de las principales fiestas cristianas que marca el nacimiento de Jesús en Belén, con un mensaje motivador, de unión, paz, amor y solidaridad, aquel noble sentimiento humano que es difícil apartarlo del corazón y que surge como un recordatorio que habiendo gente con la pobreza que está a la intemperie, la Navidad nos da la oportunidad de compartir nuestra mesa con ella, con ellos, para convencernos que el nacimiento de Jesús tenía como opción preferente la alegría de los niños y la esperanza de los pobres.
No aquella Navidad que huye de la solidaridad y convoca al egoísmo, a la competencia, a la novelería materialista. No, esa Navidad costosa y estresante, de insensatez, soberbia y gula, que nos hace olvidar el verdadero sentido de esta fiesta universal.
Conviene entonces reflexionar sobre este mito divino sin que se agoten las palabras, los actos y las acciones buenas que arranquen una sonrisa, un rayo de luz en el rostro, que delate alegría, felicidad, Paz y Amor. Que esta Navidad celebrada con solidaridad nos haga amar la luz, pero también la oscuridad porque ella nos enseñará las estrellas y entre ellas la de Belén, que habrá de iluminar el camino de la esperanza, que el pueblo necesita.
¡Feliz Navidad!
Adolfo Coronel Illescas