En este Día del Padre, quiero compartir una reflexión profundamente personal y emotiva sobre un viaje inesperado que ha transformado mi vida: la paternidad. De muchacho, nunca me propuse como meta tener una familia. Vivía dejándome llevar por el momento, abrazando cada día con sus sorpresas y desafíos. Sin embargo, fue precisamente esa actitud la que me llevó a descubrir que ser papá se convertiría en el propósito más hermoso de mi vida.
Convertirme en padre me ha dado la oportunidad de compartir mis conocimientos y experiencias con Theyto y Emi -mis hijos-, de estar a su lado en cada paso de su crecimiento, y de guiarlos en su formación como personas. Pero más que enseñarles, ser papá ha significado estar ahí, ser su apoyo constante y practicar la paciencia y otras virtudes que este rol demanda, incluso en los momentos más difíciles.
La paternidad me cambió de formas que nunca imaginé. Decidí cambiar de ciudad y de trabajo para poder estar más presente en la vida de mis hijos, para ser el padre que ellos merecen. Fue una decisión difícil, pero ha sido, sin duda, la más significativa y gratificante de mi vida.
Agradezco cada día la oportunidad de ser papá. Mis hijos no solo aprenden de mí; ellos me enseñan a diario. Me han mostrado cómo ser más paciente, comprensivo y más amoroso incluso en momentos donde esas virtudes me son esquivas. En ellos, veo el reflejo de mis mejores esfuerzos y el motivo por el cual sigo creciendo y aprendiendo.
Ser padre ha llenado mi vida de un sentido profundo y de una alegría indescriptible. En este día especial, celebro la fortuna de vivir esta experiencia única y transformadora. Ser papá no solo me ha dado un propósito, sino también una razón para agradecer cada instante compartido con mis hijos, quienes son el verdadero corazón de mi existencia.
Marlon Tandazo Palacio
@MarlonTandazoP