La función pública ideal

Hace más de cien años que el gran sociólogo e historiador alemán Max Weber ya esbozó su tesis de qué es y cómo debe ser la burocracia. Grosso modo, este autor destaca algunos puntos de interés: a) la función pública es la actividad estatal de estricto servicio a la ciudadanía, y cuyo fin es la búsqueda del progreso de una nación; b) tiene sus bases en la racionalidad, las normas impersonales (destinadas a un grupo de sujetos y no a uno en particular) y en un principio de especialidad, es decir que el que la ejerce debe estar capacitado para el cargo que ha de desempeñar; c) se ha de fundamentar en la ética de la responsabilidad, mediante la cual tanto los políticos y los burócratas deberían actuar en razón de las consecuencias de sus actos; d) para ingresar a la función pública el criterio esencial, además de la especialidad profesional, debe ser el conjunto de méritos de quien aspira a desempeñar un cargo determinado, y no contextos de coyuntura o servilismo político-partidistas; y e) el servidor público ideal es aquel que ha alcanzado su máximo potencial en cuanto a capacidades técnicas y a eficiencia medida por resultados.

Evidentemente que la tesis weberiana parece idílica u utópica en un medio como el nuestro, en el que desgraciadamente la regla general es la mediocridad, la ineficiencia, el clientelismo, el padrinazgo y la corrupción, sea a menor o gran escala. Pero esta circunstancia, tan latinoamericana, por cierto, nos exige aspirar a que, en algún momento, los ecuatorianos podamos preciarnos de una burocracia lo suficientemente decente. Claro que como a toda regla se deben aplicar excepciones porque también existen aquellos que honran su carrera, su función y su trayectoria misma. Su integridad y el honor que significa servir a la ciudadanía, que es una de las más grandes fortunas. Conozco varios y ellos son ejemplo. De ahí que todos estamos llamados a construir y exigir una función pública más transparente, especializada y eficiente. Sería un paso gigantesco para superar el subdesarrollo tanto económico como cultural que nos tiene en unas postrimerías sin precedentes.  

José Luis Íñiguez G.

joseluisigloja@hotmail.com

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