Fomentemos las artes

En estos días se vive en Loja la séptima edición del festival internacional de artes vivas, es un lapso apropiado para entender que las artes sí pueden satisfacer nuestras necesidades más elevadas de autorrealización según la pirámide de necesidades de Maslow (frente a una sociedad cada vez más materialista y consumista). El arte nos vincula con la belleza, la armonía, el buen vivir y otras experiencias de la dimensión humana y de la vida en general, no solo a través de manifestaciones como la literatura, las artes plásticas, la arquitectura, la danza, teatro, fotografía, diseño, entre otros; sino que además con manifestaciones de arte que desbordan lo humano y abarcan la vida en general del planeta y del universo entero, como por ejemplo el arte fractal. El arte, y mejor aún la estética, no debe limitarse al lapso que dura un festival, la vida misma requiere todos los días del buen arte para ser exaltada, posibilitada y dignificada. La distinción entre el buen arte y el arte malo no es trivial; este último reduce la estética a cosmética, a cirugía estética, a trofología y diseño de la bonitura para crear necesidades crematísticas de consumo. El buen arte, en cambio, posibilita la vida, modifica nuestros estilos de vida. Para hacer buen arte hay que cuestionar el mundo, cuestionar la realidad y el lenguaje heredado, esto da la libertad al artista de crear nuevos lenguajes, nuevos conceptos, nuevas metáforas en todos los ámbitos de la ecología de saberes. En fin, abogamos para que en futuras ediciones del festival de artes vivas estén presentes todos los artistas creadores de nuevos lenguajes, solo así este festival cumplirá con su finalidad que consiste en fomentar, posibilitar, exaltar y dignificar la vida, caso contrario será un festival más de, lo que Guy Debord llamó, la sociedad del espectáculo.

Jorge Benítez Hurtado

jabenitezxx@utpl.edu.ec