Las sociedades a través de los tiempos han estado expuestas a conflictos de todo tipo, siendo estos el origen y el fin de sus avances o retrocesos.
América Latina no es la excepción, al contrario, es una de las más complejas de cara a su estructura y sus desafíos. Mirar al interior de nuestra región es mirar nuestra identidad y también nuestra realidad, sin embargo, la luz del futuro cercano próspero cada vez se apaga más y más.
Esta situación se da, sí posiblemente, por una herencia histórica que nace incluso desde la misma conquista extranjera, sin embargo, a través de los años no ha logrado resolverse, sino profundizarse.
Todo lo mencionado, podría ser parte del colapso en el que nuestros países se ven cubiertos en la actualidad. Hemos perdido la brújula de la construcción social hacia una visión común basada en los principios fundamentales de la convivencia, como la solidaridad, honestidad, esfuerzo, respeto, tolerancia, transparencia entre otros.
“Es hora de la verdad” y no es solamente un asunto generacional, de jóvenes o ancianos, es un ajuste del paradigma de la convivencia mutua, donde podemos aspirar a vivir de mejor manera todos, deberíamos aplicar los principios universales ya citados, recordemos que la sociedad es como un flujo circular que, si por un lado das, por otro no muy lejano recibes. Vamos más allá de lo habitual, rompamos los esquemas tradicionales, pero la única forma de hacerlo es juntos y con el ejemplo. Recordemos que, si quieres algo distinto, empieza tú mismo haciendo cosas distintas.