Epifanía en la comunicación social

La Navidad es ilusión, compartir y deseo de cambios hacia mejores días porque nace la esperanza. Para los católicos y de otras creencias, diciembre es un tiempo de solidaridad y expresiones de bondad donde se manifiesta lo mejor de las personas. El perdón caracteriza a la mayoría de las celebraciones. Por ello, también se anhela que el espíritu de cada diciembre perdure todos los meses.

Pero, la ilusión de comunicar lo positivo se trunca pasada la festividad. La fatalidad y los conflictos, muchas veces motivados por la ausencia de diálogos, están en los titulares de los medios. Las buenas noticias, las soluciones ingeniosas, los nuevos mundos posibles quedan desplazados a mínimas publicaciones en secciones de cultura o innovación.

En épocas de mensajes cortos, de “likes” en redes sociales y de lo efímero, contar historias de hechos trascendentales queda desplazado por sucesos. Entonces es buen momento para estudiar cómo una narrativa de más 2000 años sigue iluminando hacia los valores y lo auténtico del ser humano.

La narración, las crónicas, y la comunicación social, popular, participativa y educativa son señales de la identidad latinoamericana que trascienden porque son pertinentes y responden a las necesidades del entorno. Comunicar es más que informar, es animar voluntades a una acción común. Desde esta perspectiva, corresponde a los profesionales de este campo mostrar los diferentes contextos de los acontecimientos para una efectiva libertad de expresión.

Entonces, identificar lo bueno, lo positivo y armonizar hace falta para involucrar a muchos en la búsqueda y ejecución de alternativas hacia una mínima gobernabilidad en Ecuador. La comunicación debe ser cada vez más una epifanía de acuerdos, encuentros y convergencias para el desarrollo y la equidad que el país demanda.

Abel Suing

arsuing@utpl.edu.ec

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