Tres etapas y la capilla del Rosario están por intervenirse. El monto requerido es de aproximadamente 90 mil dólares.
La pandemia del coronavirus también influyó en las actividades de la parroquia eclesiástica Santo Domingo, de la ciudad de Loja, a tal punto que retrasó trabajos físicos en la infraestructura del templo. Los recursos económicos se redujeron a lo mínimo. El aporte de los fieles es vital allí.
Un nuevo párroco
Fray Diego Fernando Jacho Vilcaguano, de 33 años, con seis años de sacerdocio, es el nuevo párroco. Fue designado oficialmente en junio pasado, en plena pandemia, por el Obispo de la Diócesis de Loja, Monseñor Walter Heras Segarra.
Aunque el religioso viene siendo parte de la parroquia desde julio de 2019 cuando la Comunidad de los Dominicos lo asignó a Loja. Fue en febrero de este año que fijó su residencia definitiva acá y en junio fue ascendido a párroco.
Oriundo de la provincia de Cotopaxi, cantón Saquisilí, el sacerdote cuenta que le tocó asumir la enorme responsabilidad de dirigir espiritualmente la parroquia en tiempos del Covid-19, sin embargo, aquello no ha sido obstáculo para continuar con su apostolado y retomar paulatinamente las actividades.
En Santo Domingo, la catequesis se ha reactivado, aunque, por el momento, de manera virtual. Los instructores imparten las clases los sábados a los niños y jóvenes. Lo hacen desde las instalaciones del convento.
Un 90% de eucaristías se ha retomado
Asimismo, según cuenta Fray Diego Fernando Jacho, las eucaristías se han retomado en un 90%, esto es, de lunes a sábado, en los horarios de 08:00, 09:00 y 19:00, mientras que el domingo son a las 18:00 y 19:00. Se observa las diversas medidas de bioseguridad para evitar la propagación del coronavirus.
“La gente de a poco va volviendo al templo, con las seguridades del caso. Sabemos que la pandemia sigue, pero tampoco es para refugiarse en el miedo. Hay que mirar también que Dios está y hay que confiar en Él. Es hora de dejar el temor de las cosas materiales”, exhorta el padre.
Destaca el aporte de los fieles, por ejemplo, según dice, los devotos de San Judas Tadeo, que lo festejan cada 28 de todos los meses, esta vez, por el virus, al no poder realizar actividades, como bailes, castillos, entre otros, optaron por destinar los fondos económicos para la obra física del templo, habiendo, entonces, empleado ese capital para el mobiliario de la sacristía, aunque hacen falta más dinero para concluir la obra.
En materia de restauración de la iglesia, comenta que el año pasado, 2019, se realizaron trabajos, entre ellos, de decorado, de pintura, todo con el aporte de los devotos, en donde fueron invertidos alrededor de 180 mil dólares.
Pero quedan tres etapas pendientes: el nártex, que es la parte de entrada al templo, el presbiterio al pie del altar, y la sacristía. Se requieren para ello alrededor de 90 mil dólares.
Los fieles apoyan
Tras señalar que falta la intervención en la capilla de la Virgen del Rosario, que es la más antigua de Santo Domingo, el religioso insiste que la comunidad se ha involucrado para la ejecución de las obras, ya que las entidades oficiales, por ejemplo, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, únicamente se limita a extender los permisos para la realización de los trabajos.
Fray Diego Fernando Jacho resalta la labor desplegada por su antecesor, el párroco Alníbar Eras, quien impulsó la restauración y ejecución de los trabajos ya culminados y considera que, si la pandemia no se hacía presente este año, las etapas al momento pendientes hubieran llegado a feliz culminación. Es que el virus hizo que el dinero quedara en cero para los trabajos.
DÍGITO
Al momento, se han invertido alrededor de 180 mil dólares en los trabajos concluidos.
PARA SABER
Los domingos, las misas se celebran con 112 personas, que significa un 30%. El COE-Cantonal ha autorizado un aforo del 50%.