Peregrinando por las añejas páginas teñidas de la historia, dentro de la primera edición del libro de Pío Jaramillo Alvarado ‘Historia de Loja y su Provincia’. Detuve mi atención en imaginar cómo fue la educación pública en los tiempos de la periodización histórica relacionada a la época colonial. Surge entonces entre los episodios que se respiran en esta investigación, una entidad dirigida por los Jesuitas, ‘El colegio de Loja’ fundado en 1727, considerando que a las instituciones religiosas de la época, se les encomendó la enseñanza primaria, secundaria y universitaria en toda la república. Se establece que durante la educación primaria, las escuelas se enfocaban principalmente en una instrucción religiosa, para posteriormente abordar la lectura, escritura y otros saberes. Algo que llama la atención es que la enseñanza a los grupos indígenas de pequeños poblados recibía la denominación de ‘doctrinas”, al igual que la circunscripción territorial de un párroco se precisaba como “parroquia”. De ahí que dentro de la obra ‘Historia General de la República del Ecuador’ González Suárez al hacer referencia a la educación primaria del siglo XVIII menciona que en la capital colonial de la República del Ecuador, Quito, era la única ciudad donde existían establecimientos educativos públicos; ya que en otros terruños como Loja, eran los jesuitas quienes mantenían las escuelas primarias gratuitas para niños. En cuanto a las primeras escuelas de niñas, se abrieron en Quito, dentro de los monasterios de las monjitas, pero así mismo se habla de que por un considerable período de tiempo, existió en la colonia una enraizada preocupación de lo desfavorable y peligroso que podría ser para las mujeres aprender a escribir, por tanto, la enseñanza iba dirigida únicamente a la lectura de textos impresos.