Cuento: Aliviar el alma

‘…fue enviado al mundo de los humanos, advertido que no regresase sin cumplir la misión’.

Patricia Verónica Calderón Calderón

patriciacalderon2015@hotmail.com

Un Ángel del juzgado de las almas, había cumplido con sus años de servicio en este tribunal, así que fue hacia la oficina del Juez principal y le dijo: __He cumplido con mis años de servicio de acuerdo a la condena que me fue asignada, ahora decida usted qué hacer conmigo; el Juez principal respondió, ahora que has saldado tu deuda debes cumplir una misión que constará en ir al mundo de los humanos, y conseguir aliviar el peso de tu alma mediante sus poderosas armas, inmediatamente y con voz fuerte pronunció, ahora ya sabes que hacer, ¡retírate!; el Ángel desconcertado y con mil preguntas dentro, fue enviado al mundo de los humanos, advertido que no regresase sin cumplir la misión.

En su primer día, deambulando en búsqueda de respuestas a aquella misión que se le encargó, se encontró a un anciano, y le preguntó ¿Cuáles son las poderosas armas para aliviar el peso del alma? El anciano le dijo, responderé a esa pregunta si tú decides contarme todo lo que en ella cargas: El aceptó y le explicó lo siguiente, soy un Ángel del Juzgado de las almas y al llegar ahí mi memoria fue borrada, pero recibí el castigo por el cual debo aceptar que hice algo malo y debo pagar, así que mi condena es servir en este tribunal llevando a las almas oscuras y no arrepentidas a su condena eterna, debo borrar sus recuerdos y sentir todo lo malo que hicieron antes de morir, es un castigo constante y fuerte, pero debo pagar, mi alma se siente cansada y sufre el castigo merecido, se siente solitaria y olvidada, entonces el anciano nada sorprendido lo miró con ojos de compasión y compresión, le brindo una sonrisa cálida y le dio un fuerte abrazo, mientras le susurraba al oído, cada palabra hizo que el Ángel sienta como de a poco su alma se liberaba hasta sentirse aliviada. Luego de esto, de manera inmediata y al abrir los ojos, apareció frente al Juez principal, él lo miró fijamente y le dijo, ¡ahora puedes ir al descanso eterno!, y así lo hizo.

El Ángel en vida fue un joven que había tomado la decisión de suicidarse y durante su vida, necesito de alguien que lo escuchara, lo comprendiera y le brindara un abrazo, junto a unas palabras correctas llenas de afecto, el sufría por muchos problemas y nadie, sobre todo la persona que más admiraba, su padre; nunca le brindaron lo que tanto necesitó; el anciano que había encontrado en aquel parque era su padre, quien había comprendido lo poderosas que pueden llegar a ser las armas que mostró al Ángel, después de la muerte de su hijo.