Siendo aún niño ya fue parte de la selección de fútbol y desde los 12 años empezó a trabajar. Es el mejor deportista del Ecuador. En política dice haber sufrido persecución.
Los oficios de la carpintería, la albañilería, la mecánica, así como recoger botellas, vender humitas, y las destrezas del ecuavoley y el fútbol, no son ajenos al celicano, Franco Antonio Quezada Montesinos, de 54 años de edad, y hoy alcalde del cantón Loja. 42 mil votos lo llevaron al sillón de Mercadillo, a partir del 14 de mayo de 2023.
Perdió en el día tres lápices
Sus estudios primarios los cursó en la escuela Simón Bolívar, de Celica. Desde niño fue independiente y el primer día clase, a sus cinco años y medio de edad, fue solo a clases, siempre cargando la clásica talega, donde llevaba sus cuadernos y sus lápices, aunque en el mismo día perdió a tres de ellos que se escurrieron por un orificio de la bolsa de tela. Arnaldo Becerra, Alberto Arciniega y el profesor Amílcar le inculcaron el amor por los libros.
A partir de cuarto grado integró la selección de fútbol, cuya disciplina la practicó en la plaza, junto a la escuela, mudo testigo de su pasión por el balompié, de donde se retiraba a altas horas de la noche. Los fines de semana iba a la finca de sus abuelos, en el barrio Cuchinimí, de la parroquia Cruzpamba, patria chica de sus padres. Aquí se relacionó con el campo, los sembríos y los animales del campo. Hasta que, a la edad de 12 años, por necesidad de trabajo de sus progenitores, salió con ellos a la ciudad de Loja.
Su padre, su madre y sus cuatro hermanos restantes llegaron a Loja justamente en las fiestas del 18 de noviembre. Sin dinero, ni siquiera para alimentarse, la intención fue regresar a Celica, entonces, el aún niño Franco salió en la noche a la calle a recoger botellas que echaban en los bailes y venderlas. Ya hubo para el desayuno familiar del día siguiente. Su mamá, experta en elaborar humitas y preparar el buen café, se dedicó a esa tarea y el ahora alcalde a expender en canchas, tiendas y restaurantes. Los pedidos pronto abundaron.
Salonero y mecánico
Nunca rehuyó al trabajo y a los 12 años tenía ya dos empleos: en el típico salón El Emperador, del barrio cuarto centenario, y en una mecánica. El dinero sirvió para sostener a sus padres y a sus hermanos. Luego, junto a su progenitor, fue a la plaza central y lograron ubicarse como albañiles. El rostro cansado de su padre lo recuerda aún y ello le sirvió para cultivar la fortaleza y la pasión por la lucha diaria.
Hasta que, a los 13 años, sintió la necesidad de estudiar e ingresó a la sección nocturna del ‘Bernardo Valdivieso’, donde se graduó. Paralelamente seguía trabajando. A los 15 años dominó la carpintería y pudo emplear allí a su padre y a su hermano. Hasta que ocurrió un accidente y dejó el oficio.
Su orientación por la docencia lo llevó a la Universidad Nacional de Loja (UNL). Ingresó a la carrera de Educación Física y simultáneamente lo contrataban como árbitro de fútbol, vóley, baloncesto, en los barrios y certámenes de diversos planteles lojanos. El dinero le permitió llevar el sustento a la familia. Es el inicio de su orientación por las disciplinas de fútbol y, especialmente, ecuavoley. A los 18 años fue parte de la selección de Loja. Y los contratos fueron muchos en las diferentes provincias del país. Eso hasta graduarse en la Alma Máter. También por ese tiempo, a los 19 años, conoció a Mónica Carchi, con quien se casó a los 24 años, procreando a Lucas, Sebastián y Carlos.
Su familia, un puntal para seguir adelante
Su esposa para él es su principal motor y fuerza para seguir adelante. Su título de docente de Educación Física y el seguir avante en diferentes torneos deportivos, así como ser considerado el mejor deportista del país en ecuavoley, le abrieron muchas puertas a nivel del Ecuador. En el orden dirigencial, fue vicepresidente del estamento de Liga Deportiva de la UNL, presidente del barrio El Dorado, donde creció, tras llegar desde Celica.
Franco Quezada siempre estuvo con la gente de elevados valores morales que sembró en él las cualidades de honradez y responsabilidad. También le ayudó el ser católico, especialmente devoto de la Virgen del Cisne. Trabajó en colegios de Zapotillo, Quilanga, Puyango y en alrededor de 12 entidades educativas de la ciudad de Loja. Si bien tiene nombramiento, jamás le interesó aquello porque los directivos lo han estado llamando siempre.
Su apodo ’10 de Brillos’ salió de su barriada cuando lo invitaban a jugar ecuavoley. Uno de esos días, un taxista le dijo que lo incluiría en el partido. Lo llamó su carta ganadora: el ’10 de Brillos’, lo cual se complementó con lo rubio de su pelo. Desde allí sus amigos lo identifican así y también a nivel de todo el país. Incluso en el norte del Ecuador lo conocen como el ‘As de Brillos’ por su destreza para el vóley.
Su salto a la política
En el ‘Bernardo Valdivieso’ y la UNL fue parte de la dirigencia, sin pensar en la actividad político-partidista. También ayudó a los candidatos a dignidades de elección popular hasta que uno de ellos le propuso apostarle como aspirante, dado que era muy conocido, tanto como director de Promoción Popular del Municipio, en la Secretaría de los Pueblos y su actividad de deportista.
El sueño por la alcaldía de Loja arrancó en 2012 con la conformación del movimiento SER. Al no lograr su registro en el CNE, el movimiento de Rafael Correa lo invitó primero a ser quinto en la papeleta para ediles, pero después le ofreció el primer lugar. El incursionar le trajo complicaciones en el aspecto económico porque debió renunciar al trabajo para saltar al ruedo electoral. Pidió licencia sin sueldo. Marcelo Torres era el aspirante a la alcaldía. 27 mil votos lo llevaron al Cabildo, en el período 2014-2019, siendo incluso vicealcalde. Todo aquello sin contar con recursos económicos.
En 2019, al no estar calificado aún SER, el movimiento Democracia Sí auspició su candidatura para alcalde, quedando en segundo lugar. Jorge Bailón Abad resultó electo burgomaestre. Esas elecciones lo decepcionaron y estuvo a punto de irse de Loja porque, según cuenta, empezaron a perseguirlo. Tres amigos lo motivaron a quedarse con el compromiso de calificar a SER hasta que, tras casi nueve meses de haber recolectado más de 32 mil firmas, finalmente el CNE-Quito le dio luz verde.
Llega a la alcaldía
Con el movimiento SER registrado se presentó nuevamente como candidato a la alcaldía y el pueblo lojano lo favoreció en las urnas con 42 mil votos; su inmediato seguidor obtuvo 21 mil. Su programa de gobierno municipal comprende 15 ejes, basado en la honestidad y la participación ciudadana.
El trabajo del alcalde, Franco Quezada, empieza a las 07:00 y va más allá de las 22:00. “La labor es de más de 15 horas diarias y a veces más, especialmente cuando hay visitas a barrios. Llego a mi casa pasadas las 02:00”, manifiesta, al tiempo dice que no le cansa aquello porque siente que la gente le da energía para seguir adelante. “Nosotros demostramos a Loja, al país y al mundo entero que se puede hacer política sin dinero y sin poder”.
El ecuavoley y el fútbol son sus pasatiempos, aunque ahora no puede practicarlos por su lesión, pero asiste en condición de público hasta recuperarse porque, a pesar de la alta investidura que tiene, continúa yendo a misa, compartiendo con su familia y saludando a la gente porque, en definitiva, sigue siendo el mismo ’10 de Brillos’ de siempre.
VOZ
“En la primera vez que participé como candidato a alcalde y perdí mis seguidores me dijeron que no gané porque no tuve dinero”,
Franco Antonio Quezada Montesinos, alcalde de Loja