¿Y qué es la resiliencia?

Queriendo acercarnos a la noción de resiliencia, permítanme contarles una historia tan propia del amanecer lojano, y es la de los chilalos, estos pajaritos que han aprendido a sortear la adversidad, asumiendo las situaciones límite y sobreponiéndose a ellas.

Encanta verlos con qué afán hacen sus nidos; eligen el mejor árbol, la mejor rama, se pasan días y días trabajando con empeño la casita donde van a nacer sus polluelos.

El trabajo de hacer un nido es arduo y empieza cuando se acaba el invierno y las lluvias en Loja. Baten el lodo con las alitas y hacen su casa en forma del tradicional horno de barro, donde ponen e incuban la nidada y crían a sus polluelos.

Puede suceder que el viento o la lluvia fuertes, la tala de un árbol, voten al suelo un nido de chilalos, que con tanto esfuerzo fue construido. No se pueden evitar las tragedias, pero sí podemos hacerles frente y recuperarnos ¿Qué hacen ante esta desdicha? ¿Se derriban?, ¿abandonan su tarea? ¡No!, ¡Jamás! Con su afán esperanzado nos recuerdan que cuando nuestra vida se rompe en mil pedazos como se estuviese hecha de cristal, aun así, tenemos muchísimos motivos para continuar.

Cuando su nido es destruido, los chilalos se callan por un momento, y creo que hasta lloran hondamente su dolor, pero luego vuelven a entonar su canto nuevo y exultante. Canto de trino fuerte y repentino ¡inconfundible! Sin dejar de anunciar el amanecer de cada nuevo día.

Aprendamos de los chilalos a juntar la esperanza, los sueños, lo que creemos, lo que amamos y a veces hasta los pedazos de la vida, que puede ser la nuestra, para construirla de nuevo y volver a empezar. ¡Y sobre todo ¡nunca, nunca dejemos de cantar!

Zoila Isabel Loyola Román

ziloyola@utpl.edu.ec