Vía Loja – Catamayo, ilusión latente

Loja en los últimos treinta años ha presenciado un crecimiento significativo en su población. Es importante el hecho de que un territorio para que se desarrolle no puede vivir sin convivir con el exterior, para ello necesita la conectividad vial, arteria que genera lazos comerciales, sociales, culturales. De aquí que las vías que nos conectan con la sierra y costa han sucumbido. Si analizamos específicamente la conexión Loja – Catamayo, ésta es un cuento de nunca acabar, es la ilusión latente del pueblo lojano que revive cada periodo eleccionario de autoridades locales y nacionales donde algunos políticos audazmente han hecho de las suyas y estoy seguro que de nuevo lo van a hacer.

En el presente contamos con la vía antigua cuyo sinónimo sería ¡sálvese quien pueda!, por la falta de mantenimiento mínimo. Y si analizamos la vía actual, ¡la joya de la discordia!, con sus dos carriles ésta ya no es funcional por la gran afluencia de vehículos livianos derivados del parque automotor lojano y lugares circundantes que ha crecido exponencialmente, sin dejar de lado los vehículos de transporte pesado entre los que constan los de la actividad minera, que no han sumado más que en deteriorar su estado. Al hablar de propuestas, una de ellas es la de un túnel con beneficios como: acortar tiempo, menos impacto ambiental, mayor movilidad, seguridad vial, pero a mayor costo.

El problema entonces siempre ha sido político, ¡solo político! En otrora prefectos, asambleístas y autoridades locales exponían sus entre comillas exigencias en la ejecución del proyecto, siempre quedando en verbo y sin comprometer el presupuesto estatal. Esperemos que el gobierno vigente actúe de verdad. Aunque si hay una propuesta y ésta recién empieza con los estudios “borrón y va de nuevo”, no se realizaría sino después de las elecciones ya que su ejecución sería por alianza público – privada y estos últimos no invertirán un solo centavo hasta saber cuál será el nuevo presidente quien dictaminará nuevas reglas de juego y con ello la posible ejecución.

Paúl Cueva Luzuriaga

paulscueva@hotmail.com