Era indudable que la corriente anticorreísta, manipulada y orquestada desde las alturas, bajo la capitalización de la derecha «ligth» de Noboa, era la que llevaba ventajas. Su triunfo era visto por la mayoría que tenía que elegir entre volver a una década de engaños y corrupción o aspirar una esperanza de que las cosas mejoren, aunque sea solo una quimera.
Indudablemente, el correísmo ha levantado muchos anticuerpos. Es su tercera derrota consecutiva en balotaje. Empero, no está sepultado, está herido, y tiene un buen bloque de asambleístas (aunque con deserciones) para presionar, manejar, chantajear, y buscar acuerdos de impunidad para el retorno del prófugo. Lamentablemente en este proceso de adhesión al correísmo sale mal parado la dirigencia del movimiento indígena.
Daniel Noboa, quien hace de Carondelet su negocio familiar, se sostendrá un período más de cuatro años. Él pretende impulsar un proyecto al servicio de Trump, es decir, liberalismo económico y cercenación de derechos de los trabajadores y pueblos. En otras palabras, lo que se avecina es un tsunami de privatizaciones de todo lo que se pueda privatizar. No nos extrañemos una nueva Constitución a la medida de sus protervos propósitos expoliadores.
En el primer poder del Estado, se requerirá los votos necesarios para allanar el camino a los brazos trumpnianos. Todo depende de las fuerzas políticas actuantes. Si hay acuerdo todo se allanará, pero nada es gratis. Recordemos que en la muerte cruzada cuando ganó Noboa tuvo acuerdos con el correísmo y el socialcristianismo, principalmente, y gobernó fácilmente hasta que se divorciaron, aunque luego compró otros votos y persistió hasta cuándo más pudo. Ahora, de seguro, hará lo mismo. Se avecinan varios rounds de camisetazos en una asamblea altamente desprestigiada.
En la otra orilla, en el campo popular y de izquierda, se preparan las organizaciones sociales para la resistencia, para la lucha social. El clamor está vigente por resolver la inseguridad que crece a diario, el desempleo, la falta de recursos económicos para salud y educación, el alto costo de vida.
Se avecinan nubarrones de resistencia popular por el derecho a la vida. Las calles serán las voces de protesta.
Remo Cornejo Luque
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