La transparencia periodística significa dar a conocer la información de carácter público que obra en los archivos de cada dependencia gubernamental y que está garantizada en el derecho de acceso a la información -algo que está reñido con el poder partidista-. Tener transparencia es tener el horizonte claro y la mente despejada para que la información no se desvíe del camino de la verdad; además, entender que la responsabilidad no se encuentra en el trasfondo de una alfombra roja, sino en la fusión de las dos: hacer y decir la verdad… sobre y bajo la alfombra del poder.
Al final, la diferencia entre lo uno y lo otro, entre el periodista político y el periodista politiquero, radica en la afirmación de Ben Jonson que dice: […] “Tengo amigos de todo rango, de toda religión, con los que despacho habitualmente; dispongo por tanto de mis noticias puritanas, mis noticias protestantes y mis noticias pontificias; pero por sobre todo, entrego a usted siempre la verdad con lealtad y honestidad periodística” […] Algo lejos de cumplirse en los segundos, porque son el reflejo de su acción política partidista, del egocentrismo del poder y de su próxima campaña electorera.
El trabajo periodístico es uno de los más exigentes, es poner sistemáticamente a prueba el alma y el cerebro; es quitar frecuentemente el tapete de nuestros pies y cuestionarnos si estamos en la línea de la moral o en el barranco del poder; para que esto suceda les deseamos: …buen viento …y buen mar.
Lenin Paladines Salvador
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