Transiciones en la educación superior

El regreso masivo a las actividades presenciales implica ubicar equilibrios entre la virtualidad e interacciones creativas. Las experiencias educativas estarán marcadas por protocolos sanitarios que seguirán a mediano plazo, relaciones globales, menores costos de acceso, calidad, acortamiento de las distancias y promoción de lo local.

Claves en la educación del futuro serán las identidades y la tolerancia sobre cuyas bases se establezcan diálogos para acercar a las comunidades. La diversidad supone una oportunidad para proponer los saberes locales a alumnos de todo el mundo a través de aulas en línea.

En la educación superior la combinación entre virtualidad y presencialidad puede significar ahorros de ciertos costos operativos y derivar en matrículas asequibles a estudiantes extranjeros. Para alumnos de nuevo ingreso la selección de la universidad dependerá menos de las barreras nacionales, estará en función de la pertinencia de las propuestas de enseñanza y sus necesidades e intereses.

Universidades de la región adelantan acuerdos para ofrecer programas en red, de posgrado en principio, dirigidos a personas de habla hispana que pretendían viajar a Europa o EEUU, pero debido a la pandemia no podrán hacerlo de inmediato.

En las perspectivas de la educación superior se vislumbran dimensiones de trabajo colaborativo a nivel internacional y, particularmente, de virtualidad frete a las cuales emerge el reto de mantener el sentido humanista. Hay un espejo cercano en lo que ocurrió con los medios de comunicación y las redes sociales, donde el mínimo compromiso con la verdad provocó la llamada infodemia. La sociedad avanza a una nueva universidad que nació en marzo de 2020, y que congregará lo mejor de los mundos físicos y digitales.