Tamaña desfachatez

Resulta casi incomprensible para el 52,46% de los ecuatorianos la desfachatez con la que se presenta este Señor Rafael Correa, en un discurso conciliador, llamando a trabajar todos juntos por el bien de la nación.

Sin duda, busca de inmunidad y que la justicia favorezca todo acto de corrupción perpetrado por tan nobles y ardientes corazones a lo largo de catorce años de progresismo, que no solo atentaron contra la dignidad e integridad de los ecuatorianos, sino que laceraron en lo más profundo la noble imagen de todas y cada una de las instituciones del estado.

Tan fácil resulta hablar desde la clandestinidad, siendo prófugo de la justicia. Acaso los ciudadanos honestos deben olvidar los insultos, los atropellos, las mentiras, las amenazas y los muertos, por hablar con la verdad, no Señor Correa, esto no se trata de: “Borrón y cuenta nueva”, “Todo olvidado y sigamos adelante”, eso estaría bien, en su círculo y con su gente, el resto de ecuatorianos no podemos olvidar su noble adagio “Prohibido olvidar”, así de simple.  

Es sorprendente observar, cómo cada día se descubre o sale a la luz un nuevo acto de corrupción, sin temor a equivocarnos “El perfeccionamiento y capacitación a lo largo de este tiempo ha dado sus frutos” ¡Pillos de alto vuelo – inigualables! ¡Todos unos doctos del manoseo!

Mucho de qué hablar de la justicia y órganos de control, pero sin duda, que limitado nuestro accionar; sin desmerecer, conocemos que existen servidores públicos probos y correctos, pero mancillados y opacados por una horda de delincuentes perfectamente estructurada y enquistada en el poder público.

Si se quiere gobernar por el desarrollo del país, hay que depurar, sin pacionalismo, sin sentimiento, ellos no lo tuvieron, ni con sus colegas, ni con el pueblo.

Pablo Ortiz Muñoz

acuapablo1@hotmail.com