Raíces para crecer y alas para volar

¿Cuál era tu sueño de la infancia? Tal vez ser médico, ingeniero, arquitecto, músico o deportista, quizá eras el más destacado de la clase.

Cuando tenemos hijos queremos lo mejor para ellos, a veces, la obsesión de los padres porque los hijos desarrollen unas habilidades académicas específicas que garanticen una “profesión rentable” en su futuro hace que presionen a sus hijos para que obtengan un excelente récord académico y así alcancen sus sueños o el sueño de los padres. La gran consecuencia al empeño de los padres en que los hijos obtengan unos excelentes resultados académicos es que se descuida que los hijos aprendan habilidades para la vida.

Los hijos son mucho más que buenas o malas calificaciones, al final del camino, cuando se gradúe la libreta de calificaciones no determinará su éxito. Raíces para crecer y alas para volar, eduquemos a nuestros hijos en la felicidad, démosles una buena formación en valores, pintemos una sonrisa en su cara cada día de su vida, no volquemos nuestras frustraciones en ellos. Si no quieren cumplir tus sueños, recuerda que ellos tienen los suyos, sus anhelos y sus necesidades. Da a tus hijos valor, y ello no implica tener buenas o malas notas. Ayúdalos a tener un buen autoconcepto, una buena autoestima, dales atención, cariño y ante todo seguridad. Nuestros niños elegirán su camino y no tiene por qué ser el que nosotros hemos elegido para ellos, recuerda que lo mejor que puede suceder en la vida es tener una infancia feliz.

Patricia Carrión Pilco

patbethc@hotmail.com

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