¿Quién ganó el debate?

La respuesta es muy sencilla: para los correístas ganó Luisa González y para los noboístas, Daniel Noboa; y, esta creencia, no va a variar y se mantendrá hasta el 13 de abril, día de las elecciones. Pero ya en el plano del análisis, lo del debate fue una debacle y las expectativas superaron largo a la realidad.

Lo de debacle tiene su explicación porque, de las dos horas de ácidas controversias, muy poco se sacó en limpio. Veamos, en primer lugar, Luisa que la conocemos como una mujer de apariencia jovial y agradable, inició el debate con una actitud prepotente, como dueña del libro de la sabiduría, descalificando a su rival con este contundente exordio: “todo lo que diga Noboa es mentira porque no lo va a cumplir”, y luego reiterando el estribillo al estilo de Lasso (“Andrés no mientas otra vez”) carente de rima: “Noboa no, no mientas”. La verdad que sorprendió a todos.

El Presidente, luego de recuperarse de los primeros ataques, con su habitual calma y caballerosidad, fue devolviendo las acusaciones de Luisa que, definitivamente, entró en plan fiscalizador de sus 15 meses de gobierno. Noboa, a ratos, se sentía incómodo, pero se recuperaba pronto para responderle, con réplicas acusatorias del complicado pasado que arrastra el partido RC al que Luisa representa, con su figura Rafael Correa, “para unos un dios para otros un demonio” quien, luego de su gobierno de 10 años, dejó mucha tela que cortar.

En los cinco ejes escogidos para el debate: Educación, Salud y seguridad social, Criminalidad seguridad, Economía y empleo, Gobernabilidad, los dos aspirantes a Carondelet fueron generosos en ofertas, aunque sean las mismas de siempre que nunca se cumplen, sin que, para el efecto, hayan determinado de dónde tomarán los recursos para llevarlos a la praxis, porque Ecuador, al momento, está quebrado.

Para el simple espectador, este deslucido espectáculo, terminó en empate porque los contrincantes, en momentos de euforia incontrolada, se lastimaron bastante y confesaron algunas verdades que, en el post debate, les puede pesar porque, de eso, se van a aprovechar sus partidarios para exaltarlos o descalificarlos. Solo el 13 de abril se sabrá realmente quién ganó el debate. Ojalá sea la patria.

Darío Granda Astudillo

dargranda@gmail.com

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