La empresa de consultoría política CID Gallupp realizó una encuesta para determinar al político más popular de cada país de la región y para sorpresa de muy pocos, Rafael Correa sigue siendo el político más popular del Ecuador. ¿Por qué sucede esto? La respuesta es, por la ineptitud de los políticos ecuatorianos.
Las únicas elecciones presidenciales que Correa ha perdido, son aquellas en las que no ha participado. Esto lo sabe muy bien la clase política ecuatoriana y es por eso que se tuvieron que inventar mañoserías semi-legales, como el famoso influjo psíquico, para hacer que Correa no pueda participar en ninguna elección democrática.
Esto es equivalente a dopar a un boxeador antes de una pelea, pues en condiciones normales sería imposible derrotarlo ¿Alguien, en serio, cree que Lasso, Nebot, Hervas o cualquier otro político pueda ganar una elección donde Correa participe? Estas estrategias les han salido muy caras, pues lo transformaron a Correa en un mártir, exiliado, perseguido político; como un moderno Juan Domingo Perón. La clase política por no poder derrotar en el juego democrático a Rafael Correa, lo han inmortalizado.
Correa está transformándose en una figura mitológica en donde la nostalgia lo recuerda excesivamente mejor de lo que fue. Sus casos de corrupción cada vez parecen menos importantes, a lado de la realidad que se vive hoy en día con la presidencia de Guillermo Lasso. Estos políticos en lugar de transformarse en una mejor clase política, intentaron hacer de Correa un peor político.
Si Rafael Correa vuelve al poder, tendrá que agradecer a la clase política ecuatoriana, por toda la propaganda gratuita que le hacen.
Alex Samaniego
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