Nuevamente, sin vías de comunicación

Próximos al inicio del segundo cuarto del siglo XXI, cuando la Internet configura nuevas dinámicas de comercio, y las fronteras geográficas ceden a los flujos de información, en Ecuador no se logra consolidar una red vial que comunique sus habitantes.

La carretera Panamericana, que se concibió en la V Conferencia Internacional de la OEA en 1923, aún posee tramos débiles e intermitentes en épocas lluviosas, con lo cual se desconecta al país del continente.

Sin una red vial segura, no es posible abastecer regularmente de bienes y servicios a las familias, además se provocan incrementos en los costos.

El último feriado de Semana Santa, por ejemplo, en las salidas e ingresos de Loja se apreciaron largas columnas de vehículos, y probablemente hubo quienes suspendieron sus desplazamientos debido al mal estado de las carreteras.

Entre otros temas, los medios de comunicación informan de las urgencias de mantener y ampliar las autopistas, pero se deja esta necesidad por otras inmediatas. En este escenario que privilegia lo urgente se generan retrasos, pérdidas de empleos y oportunidades porque se priva a las personas de su derecho a comunicarse.

Una dimensión de la libertad de expresión es contar con vías de comunicación reales y directas, disponer de caminos y puentes para que circulen los ciudadanos y puedan hablar y escucharse. Muchas veces se reduce el uso de la palabra a la cantidad de datos, números de computaros o celulares, y se olvidan los espacios públicos imprescindibles para el tránsito.

Mientras llegan las soluciones ocurre que otra vez el sur está más al sur porque no hay carreteras expeditas para viajar y dialogar con el resto de la nación y del mundo.

Abel Suing

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *