… Desempeña un papel creciente en la unión de los seres humanos.
La justicia, la amistad, la empatía y la sensibilidad son valores muy relacionados con la solidaridad.
La solidaridad ofrece una ayuda práctica en la convivencia entre los seres humanos. Ser solidario implica la toma de conciencia de las necesidades ajenas y la voluntad de ayudar a cubrir esas necesidades. Es un valor que debe enseñarse tanto en la escuela como en el hogar.
Debido a la creciente incidencia del egoísmo, la solidaridad resulta hoy más valiosa. De hecho, está puede ser la clave para abordar algunos de los problemas más graves en el mundo.
El rescate de este valor debe ir al compás de la educación y la enseñanza.
Desgraciadamente las Universidades actuales y los hogares, con las excepciones de rigor, no son otra cosa que instituciones científicas y escenarios individualistas, respectivamente, cuyos frutos son la formación de hombres desprovistos de cultura; salen de ellas hombres de ciencia sin conciencia filosófica para actuar como miembros de la gran familia humana y obran en virtud de un utilitarismo bárbaro.
Por eso, a medida que vamos caminando, dejando a nuestras espaldas los innumerables fracasos, tenemos que fomentar, tanto en los hogares como en los centros de estudios, el trabajo en equipo, la única herramienta para compartir, ceder, respetar y convivir con otras personas, evitando el individualismo y el egoísmo.
Eso nada más.
Jaime Guzmán R.
jaimeantonio07@hotmail.es