“La risa, remedio infalible” es el título de una sección permanente de la afamada revista Selecciones. En ella se cuentan anécdotas y chistes con una buena dosis de humor.
El título nos está hablando de la risa como un remedio, es decir, de algo que cura alguna enfermedad o un malestar. ¿Pero será eso posible?
Las investigaciones actuales sobre endocrinología concluyen en que, realmente, la risa tiene un efecto curativo. En un artículo publicado en el sitio Aleteia, en Internet, Karen Hutch nos dice que la risa conlleva la liberación de endorfinas, las mismas que actúan como un analgésico cuando hay dolor. Asimismo, provoca la disminución de los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Y que también aumenta la producción de anticuerpos y activa las células inmunitarias, fortaleciendo el sistema inmunológico y ayudando a combatir infecciones. Además, facilita la conexión interpersonal y mejora la calidad de nuestras relaciones.
También nos habla de la sonrisa de Duchenne “que se caracteriza por la contracción de dos músculos faciales específicos: el músculo cigomático mayor y el músculo orbital de los ojos”, rasgos que caracterizan una sonrisa real y no una meramente social o forzada.
Al famoso cómico chileno Verdaguer le preguntaron por qué se hizo cómico y contestó: “Yo pensaba hacer reír a los demás, pero me di cuenta de que no se reían de mis chistes sino de mí”.
Otro personaje decía que hay miles de motivos para reír. Y que él siempre se reía de sí mismo. De esa forma, decía, nunca le faltaba un motivo para andar de risotadas.
¿Le llegó su suegra a vivir en su casa? ¿No se sacó la lotería porque no compró el boleto? ¿No ganó su candidato político? ¿Le robaron su celular de última generación? Pues, ríase a mandíbula batiente y vaya por la vida con muy buena salud.
Carlos Enrique Correa Jaramillo
cecorrea4@gmail.com