Lejos estamos de alcanzar el nivel de estadista que debe ocupar Carondelet; aquella figura que, dotada de un elevado intelecto y gran conocimiento de la patria …pueda resolver los problemas de los ecuatorianos. La Real Academia de la Lengua Española, dice del estadista: “persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado”, su uso intelectual le ha conferido distintas virtudes y condiciones que lo han dotado, a su vez, de un significado más complejo, cuya connotación es ahora, además, política. Polibio (208-126 a.C.) decía: […] “Un estadista que ignora la forma en que se originan los acontecimientos es como un médico que no conoce las causas de las enfermedades que se propone curar.” […] Quizá este es el punto neurálgico de quienes no han podido construir un pensamiento propio y robustecer su conocimiento científico e intelectual. Un inquilino de Carondelet no puede dar respuestas falseando la verdad y modificando la historia, menos aún, utilizando un lenguaje procaz y prepotente; léase: …hasta la victoria siempre.
El filósofo Ortega y Gasset hace una distinción -según sus propias palabras- entre el hombre de acción y el intelectual. El primero actúa de manera impulsiva, exento de reflexión. El segundo todo lo reflexiona, y raramente actúa. Tras esta diferenciación Ortega define al gran hombre político, al estadista, como aquel que vive de la acción precedida de una importante agudeza intelectual. Aquí está la llave que abre el camino del estadista, hay un eje transversal que no puede ser superado por el adoctrinamiento, la sumisión al caudillo o el folklor de la tarima. Winston Churchill decía: […] “Un político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones.” […] Por ventura hemos escuchado con claridad meridiana que se requieren gobiernos que duren cincuenta años, como sucede en Venezuela, Nicaragua por señalar los más recientes… y a los cuales tratan de emular; sino recordemos aquella expresión: “en Venezuela están mejor que en Ecuador”.
Reflexionemos, busquemos, investiguemos, preguntemos: ¿cuál es la opción que tenemos del posible estadista? Aristóteles habla de tres condiciones: 1) amor al régimen establecido; 2) mayor competencia en las tareas de su cargo y, 3) una virtud y una justicia igual para todos; para que lo encontremos les deseo: …buen viento …y buena mar.
Lenin Paladines Salvador
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